Pobre ella, que hace lo que puede por gustar y no lo consigue.
Pobre ella, que sufre por los errores de los demás.
Pobre ella, que la marcaron y ya nadie la quiere.
Poca gente la quiere de verdad, la mayoría huyen de ella. Ella pone todo su empeño: alza sierras, mueve montañas, baña las costas con gusto y florece las primaveras; pero no, la gente no la quiere como debería. Vuelve a intentarlo y da un clima agradable, unos soles envidiables y sombras de siesta; tampoco es suficiente. "Será por la gente" piensa, y les da a su gente una alegría innata, un salero inconfundible, una espontaneidad despierta y una mente optimista; pero no llega a su objetivo. Ella llora, pero no se le oye, porque ella es solo tierra y duende. Y ya no sabe qué hacer y se da por vencida. No es irremediable, ahora tenemos que ayudarla.
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| Mujer llorando, de Pablo Picasso |
"Me voy que no aguanto a esta gente", "aquí todo el mundo es un incompetente", "nadie quiere trabajar, Alemania será mejor". Esas son las cosas que le duelen y yo salgo en su defensa. A España no la quieren y a mí me cansan los comentarios. Todos somos españoles y quejarse de tu propia sociedad es un gran error. TÚ formas parte de la sociedad española; si no te gusta, cámbiala. Pero no te quejes sin sentido y mira un poco tu ombligo. Deja, por Dios y por todos los santos, de idolatrar a los vecinos y mejora tu nación. Si te miras en el espejo y no te gusta lo que ves, no culpes al espejo; si miras el mundo y no te gusta lo que ves, no culpes al mundo. No se valora lo que uno tiene hasta que lo pierde, o eso dicen. Créeme que mejor no llegar a ese punto: no perdamos a España, valorémosla ahora.
Pobre ella que no alzan su bandera. Un pifiazo político marcó sus colores y ahora miedo le tienen a alzarlos. La pobre España no tiene quien la quiera, corrompen su bandera: unos la aguilizan y otros la purpurean. Ha perdido la nación su identidad, su tradición y su naturaleza castiza.
Por error, capricho u oveja del rebaño ser, la modernidad se identifica con los estadounidenses y sus americanadas. Sus costumbre son más televisivas y su música, más pegadiza. Adiós a los detalles de la vida española y a su flamenco. Adiós a todo ello; esas cosas son carcas, cutres y agitanadas. Maldito tú que dices eso, maldito tú que babeas por el de al lado.
Español que se habla y lee, pero no se valora. El inglés tiene rimas más bonitas y suena mejor en esta vida, ¿no? El francés es precioso y romántico; el italiano, cautivador y sensual; el alemán, disciplinario y formal; el español es más mazacote, menos melódico, más anticuado. Por desgracia, las mentes más pequeñas siempre tienen la boca más grande.
Si eres de los que están recibiendo dardos a mansalva con este artículo y, por tanto, crees que en una sociedad como la española nunca prosperarás, te diré una cosa: la vida es el arte de sacar beneficios suficientes de recursos insuficientes. No esperes que te den todo mascado, ni en España, ni en Alemania, ni en Filipichín de Alcoy; trabaja y progresa desde tus humildes raíces. Tienes bastante suerte de haber nacido en España, pero no lo sabes todavía.
Puede que las cosas no estén precisamente fáciles en España ahora mismo y que en otros lugares sea más fácil; pero de eso no es de lo que hablo, hablo del amor por tu patria, estés donde estés sin tirarla por los suelos. Y si estás aquí y pasándolo mal, cito una frase de Churchill: "Si estás pasando por el infierno, continúa". Rendirse, desde luego, no es una opción.
España merece que la queramos. No hay dieta como la nuestra, ni clima saludable como éste. No hay tanto arte ni tan original como aquí, ni eficacia deportiva como la española. No hay calor humano ni alegría como los de España, ni hospitalidad como ésta. Y si tienes conflictos con la bandera, haz las paces con tu pasado para que no destruya tu presente; que suficiente malparado ha quedado ya.
En resumidas cuentas, quiere a España porque es tu patria, ensalza sus virtudes y arregla sus defectos. Trata con el mundo de la forma en cómo es, no como te gustaría que fuera.
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by: Joaquín Bueno
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